lunes, 13 de diciembre de 2010

Enigma



Entrando ya a las ultimas semanas del año, me detengo a ver lo que el proceso del tiempo conservo, modifico, sustituyo ó perdió. Es complicado ver la perspectiva social personal sin antes tratar de predecir el futuro y las consecuencias del presente. Quien tendrá la bola de cristal para ver lo que sucederá?, quien estará a nuestro lado en la próxima aventura?. Miles de ideas y pensamientos que flotan y divagan en la mente. La clave del éxito….? He leído muchos libros con respecto a ese tema… Lo aplico?... No siempre, pero dado a lo sustraído en base al poder de la lectura, puedo concretar que una de las fases principales para salir adelante, es el hecho de no tener miedo ante la vida. No detener la furia interna que nos habla, nos platica, nos comunica que es lo que realmente queremos, y lo más importante nos indica de manera repetitiva lo que no queremos. El tema se complica cuando esta parte de la mente, la mente insegura ataca asediada por el sentimiento de escases. Bien lo dice quien lo dijo… No hay derrotas que duren toda una vida, ni victorias absolutas. Hay que dejar fluir los pensamientos, y con estos dejar escapar los miedos, como aquella ardilla que un diciembre vi en el Boston Common, tranquila sobre la nieva descansaba, ella era el espectador de mi persona, como si notara que yo a lado de mi familia fuera el turista, contemplando paso aquel instante cuando intempestiva corrió hacia un árbol grande, antiguo (yo pienso que por lo menos tiene 200 años), la ardilla corrió, brinco hacia el árbol, al mismo tiempo entro en escena un halcón, pienso que era un Harris, fornido y oscuro. Entro con las garras por delante, cuando el halcón extendió sus garras y abrió sus alas para frenar y atrapar a su futura presa, la ardilla brinco cual parkour parisino hacia el piso, el halcón no hiso más que seguir de frente, subir el vuelo y descansar en una rama del árbol contiguo. La pregunta es… El halcón sigue sin comer?, la ardilla sigue esquivando ataques?, por cuanto tiempo?...


Gerardo Cantú